la vida del general lópez de santa anna en la nueva granada

El 16 de septiembre inician las fiestas de independencia de México. Y fue precisamente un 16 de septiembre de 1810 cuando tuvo lugar el Grito de Dolores. Aquel día el cura Miguel Hidalgo lanzó una proclama «contra el mal gobierno español», marcando así el inicio del largo proceso de independencia quer permitió la transformación del Virreinato de la Nueva España en los Estados Unidos Mexicanos. Un protagonista de esta gesta tuvo un cercana relación con Colombia.

Antonio López de Santa Anna fue una figura clave en los primeros años del México independiente. Irónicamente, siendo muy joven, combatió la insurrección del cura Hidalgo siendo parte del ejército realista. Luego se involucró en la vida política de la república hasta convertirse en presidente de México en 1833. Lopez de Santa Anna ocupó la presidencia durante varios periodos e, inclusive, lideró la campaña militar en contra de la invasión de Estados Unidos a México en 1846. Sin embargo, la derrota y las intrigas políticas lo llevaron al exilio en la Nueva Granada (hoy Colombia).

Se estableció en Turbaco, un pueblo cerca de Cartagena. Allí construyó una casa enorme sobre la plaza, igual a las casas mexicanas de la época, y se convirtió en agricultor y prestamista. Se dice que se compró una tumba resignado ya a la idea de morir en suelo neogranadino. En 1851, recibió la visita de Nicolás Tanco Armero, un comerciantes bogotano, conocido como el primer colombiano en visitar China. Tanco contó sus impresiones sobre López de Santa Anna en un libro «Viaje de Nueva Granada a China y de China a Francia», publicado en 1864 por la imprenta parisina de Simon Raçon:

«No es un ente vulgar, ni tampoco un genio: es lo que comunmente se llama mediocridad.

«Físicamente hablando, Santa Ana me pareció bien. Hermosa frente, alto de talla, aire militar y bastante agradable; su pierna perdida en el sitio de San Juan de Ulloa contra los franceses está reemplazada por una postisa de caucho que no dejaba de inspirarme veneración».

En Colombia, cuenta la leyenda, el general López de Santa Anna fue víctima de una estafa. Se dice que cuando los franceses invadieron México en 1864, este le encargó a un colombiano de apellido Mazuera la compra de un buque de guerra estadounidense para poder irse a liberar a México. Pero Manzuera lo estafó. En vez de comprar el buque, tomó uno por alquiler y, antes de llegar a manos de López de Santa Anna, fue recuperado por sus propietarios. López de Santa Anna regresó a México años después y allá murió en 1876. Su casa es hoy la Alcaldía de Turbaco.

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